AUOP

Como nació AUOP

Whitney leaning against a railing on a downtown street

A consecuencia del tsunami del 26 de diciembre 2004, miles de personas que estaban en las playas perecieron en cuestión de segundos tragados por la fuerza del mar: 30.000 lo hicieron en Sri Lanka y 6.000 más en las islas que pertenecen a la India.

Dos años después, conocí Sri Lanka, gracias a una ONG que estaba cooperando en este lugar. Realicé con esta ONG tres viajes inolvidables y que marcaron en mi un profundo sentimiento de arraigo y implicación … En este periodo visité el Distrito de Galle, al sur de la Isla de Sri Lanka; zona pesquera y turística, con edificaciones coloniales y paisajes marítimos de una belleza natural extraordinaria.

Paradójicamente, en tan bello lugar me encontré con una pobreza severa. Familias conviviendo en chabolas, con un único ambiente donde se desarrolla y transcurre la actividad doméstica en condiciones de falta de infraestructuras de habitabilidad y pésimas condiciones higiénicas. Espacios hacinados en donde se cocina, se come y se duerme sin diferenciación, adultos y niños.

En estos tres viajes, todo y mi labor de cooperante, me dediqué a observar todo aquello que veía, especialmente los barrios más desfavorecidos de la zona, y observé su población, formada por personas hospitalarias y solidarias, capaces de compartir lo poco que tenían a cambio de una sonrisa.

Pero de todas las sonrisas, fueron las de los niños las que más me cautivaron. Niños sin recursos, sin juguetes, con pocos medios para desarrollarse y crear un futuro, pero capaces de transmitir una ternura y despertar en mi un amor incondicional.

Durante este tiempo pude sentir, muy dentro de mí, la tristeza y la necesidad de este pueblo tan entrañable. Impregnarme de aquellas sensaciones únicas y sumar tantas experiencias intensas vividas allí, hacia la gente y la isla, hicieron nacer en mi interior sentimientos que escapaban a mi comprensión.

En cada regreso a casa, sentía una pena profunda, y tardaba cierto tiempo en situarme y volver a mi ritmo normal. Intentaba entenderme, pero no era fácil; era una lucha continua conmigo misma. Esta situación me creó una crisis interna que me obligó a dejar el voluntariado durante un tiempo, tiempo que dediqué a reflexionar y meditar. Esta reflexión dio su propio fruto: decidí dedicar mi tiempo y esfuerzos en ayudar todo lo posible a los niños de Sri Lanka. Éste fue el nacimiento de AUOP.